Couture Week SS23, o el poder de la experiencia de la moda

Otra semana de la moda en París ha llegado a su fin, pero la emoción sigue viva. El mundo de la moda ha tenido por fin la oportunidad de ver las colecciones de primavera para el año que viene. Desde el controvertido desfile de Schiaparelli, el lunes, hasta el de Fendi, el jueves por la noche, las pasarelas parisinas han dado mucho que hablar. Durante los 29 desfiles de alta costura de estos cuatro días, tuvimos la oportunidad de ver muchas creaciones impresionantes y accesorios de diseño cosidos a mano.
Sin embargo, también ha llamado la atención la aplastante influencia de las redes sociales sobre lo que solía ocurrir a puerta cerrada. Las Semanas de la Moda de Alta Costura ya están envueltas en una considerable polémica debido a su elitismo, y esta vez las voces de indignación también llegaron al desfile de la casa de moda vanguardista francesa Schiaparelli. Sin duda, el acontecimiento de este año fue mucho más allá del círculo de celebridades e influyentes de la industria.
La alta costura, un nicho de mercado
La Semana de la Moda de Alta Costura es uno de los acontecimientos más importantes de la industria de la moda. Se celebra dos veces al año y exhibe la moda más exclusiva: prendas hechas a mano que se venden por cantidades asombrosas de dinero. Por cierto, la alta costura en sí misma se refiere a prendas que se confeccionan sólo por encargo y es lo contrario de la llamada moda “lista para llevar”, que está al alcance de todo el mundo.
Suele decirse que los desfiles de alta costura son también una oportunidad para ampliar el mercado entre estrellas y famosos. Sea cual sea la razón que impulsa este exclusivo evento, echemos un vistazo a algunas de las interesantes colecciones que atrajeron multitudes a París.
Acento animal en la colección Schiaparelli
Es innegable que la colección presentada por la casa de modas Schiaparelli fue la que recibió mayor cobertura mediática. El director creativo de la marca, Roseberry, decidió plasmar su innovación y decoró los vestidos de las modelos con cabezas de animales. Los leones, panteras y lobos adosados estaban hechos de espuma esculpida a mano, lana y piel artificial de seda. Todo ello confería un realismo extraordinario a los maniquíes de animales.
Además de estar llenas de toques surrealistas, las siluetas también aludían al simbolismo del infierno de la “Divina Comedia” de Dante. En la pasarela se vieron formas de joyas y máscaras sobredimensionadas, creaciones con cinturas extremas e interesantes variaciones sobre el tema del traje. Una cosa es segura: la moda de Schiaparelli no se codeaba con el arte, sino que se convertía en él.
Sin embargo, el espectáculo tuvo una acogida muy desigual. Las palabras de admiración y aprecio se mezclaron con el escándalo por el uso de la simbología animal como elemento de la indumentaria. Sin embargo, las palabras de Benjamin Simmenauer, profesor del Institut Français de la Mode, son importantes:
“La alta costura no suele ser un reflejo de la sociedad. Ese es el papel del prêt-à-porter. La alta costura es más una celebración de la artesanía, por lo que no suele hacer olas. El escándalo Schiaparelli me pareció algo nuevo para la alta costura”.
Conjuntos impresionantes
Sin embargo, la Semana de la Moda de Alta Costura no es sólo ropa. Dior junto con la directora artística de las colecciones femeninas, Maria Grazie Chiuri, mostraron al mundo una colección creada en homenaje a grandes intérpretes femeninas: la bailarina francesa Josephine Baker, la actriz francesa Marpessie Dawn y la cantante estadounidense Earthie Kitt. Una colección llena de contrastes.
Siluetas entalladas en blanco y negro acompañadas de vestidos oversize, suaves y sensuales, junto a siluetas tomadas directamente del vestuario masculino. Y todo ello complementado con una extraordinaria escenografía realizada por la artista Mickalene Thomas, con retratos gigantes de mujeres afroamericanas, “símbolo de un nuevo panteón de mujeres”.

En cambio, en el caso de Chanel, La escenografía consistía en grandes esculturas móviles del artista francés Xavier Veilhan hechas de cartón, madera y papel, inspiradas en los trajes femeninos de las majorettes en los desfiles. A su vez, las modelos iban ataviadas con espectaculares sombreros, pajaritas, capas de raso, faldas plisadas, lentejuelas y enaguas.

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